
Hotel Monturiol
Cuando Raul Monturiol encontró los fragmentos de un proyecto arquitectónico esbozado por su bisabuelo, se hizo evidente que a Narciso Monturiol, quien murió olvidado y en la ruina en 1885, le quedaban todavía muchas cosas que decirle a la Historia. El proyecto, que había permanecido en las penumbras hasta la fecha, fue hallado por el biznieto en un baúl de su casa de Cadaqués, en medio de un grupo mayor de papeles. Aunque sólo se encontraron fragmentos de planos, algunas notas y apuntes vagos, el proyecto alcanzaba a vislumbrarse entre líneas. Quedaron aún más claras las obsesiones que acompañaron a Monturiol toda su vida, opacadas quizás por el fin humanista y científico del Ictíneo: la oscuridad, lo artificial, lo imposible.
Según la serie de notas encontradas, la idea del hotel surgió de manera similar a la del Ictíneo: a partir de un evento. Mientras que la del submarino apareció al ver cómo un buzo casi moría asfixiado al intentar sacar corales de la costa, la del hotel vino a su cabeza en el momento mítico en el que dentro del Ictíneo, bajo la superficie del océano, en medio de la oscuridad, una luz centelleante proveniente del pez artificial iluminó por primera vez un raro coral fosforescente en el fondo marino. ¿Cómo llevar esa emoción a un mayor número de personas que las cuatro o cinco personas que podían habitar el Ictíneo?

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Hotel Monturiol, 2011-12,
2 piezografías con lápiz de color, 6 piezografías, 1 collage en papel, 3 dibujos con lápiz de color sobre papel, escultura de bronce; dimensiones variables / 2 piezographies with coloured pencil, 6 piezographies, 1 collage on paper, 3 drawings of coloured pencil on paper, bronce sculpture; dimensions variable

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